Aclimatación de nuevos peces
Uno de los procesos clave y más delicados cuando queremos llenar de vida nuestro acuario marino es el paso de la aclimatación. Sin embargo, es en este paso donde normalmente más errores se cometen, siendo una mala aclimatación la responsable de casi el 90% de las bajas de nuestros nuevos inquilinos. Esta vez, hablaremos de todo lo que debemos tener en cuenta para llevar a cabo una correcta y exitosa aclimatación con nuestros nuevos amigos.
Importancia de la aclimatación
Cuando adquirimos un nuevo pez o un nuevo invertebrado debemos tener en cuenta que los estamos haciendo pasar por un proceso, en cierto grado, traumático, estando en una pequeña bolsa con un pequeño volumen de agua estanco y con todo el vaivén del propio transporte. Además, también debemos tener en cuenta que meteremos a esos amigos en un ambiente completamente nuevo y con parámetros distintos del ambiente de donde venían, por lo que es vital realizar una aclimatación lenta, paulatina y suave, para darles el tiempo suficiente para que vayan deshaciéndose del estrés del viaje y acostumbrándose a las nuevas condiciones de nuestro acuario.
Es muy importante saber que la mayoría de los peces, en un 99% de las ocasiones portan parásitos en su piel, sus branquias e incluso su tracto intestinal de forma normal, al igual que ocurre en nuestro caso donde somos el hogar perfecto para bacterias patógenas en equilibrio con bacterias beneficiosas (véase las bacterias Escherichia coli y otras enterobacterias de nuestro sistema gastrointestinal) y otros inquilinos indeseados que portamos en nuestro organismo.
La clave está en la salud y el estado físico del pez, ya que un pez sano y fuerte puede convivir con esta cantidad mínima de parásitos y bacterias de forma normal, manteniéndolas a raya gracias a su sistema inmunológico, pero un pez débil y con un sistema inmunológico deprimido es pasto perfecto para estos microorganismos que, debido a la falta de respuesta del sistema inmunológico, proliferarán y producirán que el pez enferme. Esta debilidad del sistema inmunológico del pez se debe en gran medida al ESTRÉS, que es el factor clave a evitar a toda costa, y lo que determina que una aclimatación sea exitosa o sea un auténtico desastre.
Pasos para una buena aclimatación:
1º Lugar tranquilo y sin luz
Como hemos dicho, el estrés es el factor a evitar a toda costa durante el proceso de aclimatación, por lo que lo primero que deberemos tener en cuenta es que debemos proporcionarles unas condiciones tranquilas a nuestros nuevos inquilinos, sin luz y sin ruidos estridentes ni mucho tránsito de personas que puedan asustarlos.
2º Ventilación de la bolsa
Teniendo ya la sala acondicionada y en las condiciones más tranquilas posibles, lo siguiente que se recomienda hacer es abrir la bolsa de transporte para favorecer la ventilación del agua de la bolsa. Debemos tener en cuenta que los peces en condiciones de estrés aumentan considerablemente su ritmo respiratorio, consumiendo mucho oxígeno y produciendo mucho dióxido de carbono (CO2), que va a acidificar el agua donde están siendo transportados. Esta apertura de la bolsa permitirá que el exceso de CO2 se vaya liberando poco a poco.
La mayoría de las veces, el contenido del agua de la bolsa tiene cierta cantidad de amoniaco debido a todas las excreciones en el interior de esta, que puede perjudicar aún más al pez. Para asegurarnos de que el pez durante el proceso de aclimatación sufra lo menos posible, podemos utilizar a modo de truco preventivo un poco de acondicionador de agua capaz de eliminar amoniaco y nitritos, que podemos añadir en la bolsa para neutralizar esos posibles contaminantes temporalmente.
3º Aclimatación de temperatura
Con la bolsa abierta, se recomienda introducirla parcialmente en el acuario, sin llegar a mezclar el contenido de ambos ambientes, para que la temperatura del interior de la bolsa con el animal se iguale a la temperatura del acuario donde va a ser liberado posteriormente. Dependiendo de la diferencia de temperatura que haya en los dos ambientes, deberemos esperar más o menos tiempo a que éstas se igualen, evitando de esta forma que el organismo sufra un shock térmico al ser liberado. Lo ideal es contar con un pequeño termómetro e ir midiendo la temperatura en ambos ambientes, para asegurarse de que se igualen.
4º Aclimatación de parámetros
Este paso que se realizará mientras la bolsa esté en el acuario atemperándose, o igualando su temperatura, es crucial para ir acostumbrando al organismo a los nuevos parámetros del acuario donde va a ser introducido. Debemos tener en cuenta que el pH del agua donde viaja el organismo será más ácido que el pH normal del agua del acuario donde se va a introducir, y esto se debe a la producción excesiva de CO2 debido a esa respiración agitada de los peces de la que hemos hablado anteriormente, y a las excreciones del propio animal dentro de esa agua, que van acidificándola poco a poco.
Si el nuevo organismo es un pez o invertebrado como pequeñas gambitas, el parámetro más determinante será la salinidad y el pH, ya que una variación de forma brusca, por pequeña que sea, puede estresarlo o incluso matarlo in situ. Recordemos que el pH responde a una escala logarítmica, y aunque en la escala normal nosotros veamos que un pH de 7 frente a un pH de 8 sólo varía una unidad, realmente está variando 10 veces la cantidad de protones de hidrógeno (H+) del medio, que es lo que determina esa acidez.
Si el nuevo organismo resulta ser un coral u otro invertebrado calcáreo como un erizo, un caracol o incluso una estrella de mar, lo interesante en este paso es acostumbrarlos al nivel de alcalinidad del medio (KH) así como a los niveles de Calcio y Magnesio del nuevo acuario.
Para acostumbrarlos a estos parámetros lo que deberemos hacer es periódicamente añadir un pequeño volumen del agua del acuario en el interior de la bolsa, con un pequeño recipiente, y de forma muy gentil. Cuanto más pausadas y suaves sean las adiciones de agua, menos cambio brusco sentirán nuestros nuevos compañeros y mejor se irán adaptando a las nuevas condiciones de agua.
Hoy en día existen múltiples kits de aclimatación por goteo que nos facilitan muchísimo esta tarea. No obstante, esta aclimatación por goteo, aunque es la forma más suave de igualar parámetros, puede resultar demasiado estresante para los peces si se alarga demasiado. Sin embargo, para invertebrados menos susceptibles al estrés, este es una de los métodos más exitosos y seguros.
5º Liberación en el acuario
Una vez haya pasado el tiempo suficiente y tanto la temperatura como el resto de parámetros se hayan igualado, procederemos a liberar al animal en el nuevo acuario.
Se debe evitar siempre, en la medida de lo posible, vaciar el contenido de agua de la bolsa en el acuario, pues como ya hemos dicho, ésta contiene un agua ácida cargada de las excreciones del animal e incluso algún que otro parásito y puede comprometer la calidad del agua de nuestro acuario y la seguridad de sus habitantes.
Para evitar esto, deberemos verter el contenido de la bolsa en un cubo aparte y desecharlo, sacando al nuevo inquilino con una red de malla muy fina, para evitar que se quede enganchado en ella con algún apéndice o que se dañe las escamas cuando forcejea para intentar salir de ella, en caso de que sea un pez. Siempre que sea posible y el tipo de animal lo permita, una de las opciones menos agresivas para éste es sacarlo gentilmente con la palma de la mano, mucho más suave y menos abrasiva que una malla de red. Deben tener en cuenta que existen especies de peces que no permitirán realizar esto pues son venenosos (como Siganus vulpinus o el género Pterois), poseen espinas muy potentes en sus aletas (peces león y escorpión en general), pueden morder (como las morenas y/o peces ballesta) o son muy activos y pueden llegar a saltar de nuestra mano si no tenemos cuidado.
Como no, la liberación de sebe hacer preferiblemente con la luz apagada para darle ventaja al animal y que éste busque rápidamente un cobijo donde se sienta seguro, lejos del acoso de los habitantes con sus territorios ya establecidos.
6º Reducción del estrés residual tras la entrada al acuario
Con todo esto, e incluso haciéndolo todo correctamente, habrá peces mucho más asustadizos y que irremediablemente se estresarán más que otros. Por ello, uno de los métodos que nos gusta seguir a nosotros es ayudarlo a reducir el estrés según entra en el acuario, utilizando ciertos productos naturales que reducen el estrés y además ayudan a potenciar su sistema inmunológico.
Uno de estos productos es Voogle de Easy Life, que es un acondicionador perfecto tanto para la llegada de nuevos peces al acuario, como acondicionador de agua durante el transporte de peces y como profiláctico contra posibles enfermedades.
Este producto es una mezcla de sustancias naturales que ayudan a reducir el estrés puntual y a potenciar el sistema inmunológico del pez, ayudándolo a combatir posibles enfermedades a causa de esto. Además, ayuda a reparar y a proteger las mucosas y piel de éste, principal barrera física contra la entrada de organismos patógenos. Por todas estas propiedades, una dosis justo a la llegada del nuevo inquilino a nuestro acuario y una dosis en días consecutivos lo ayudará a tener una adaptación mucho más tranquila y aumentará las posibilidades de éxito y supervivencia en el acuario. Sin duda este es un producto que en nuestros acuarios no debería faltar nunca, y que se puede utilizar bien tras realizar grandes limpiezas de acuario y cambios de agua que puedan resultar estresantes para los habitantes o bien como profiláctico y potenciador del estado de salud de nuestros habitantes acuáticos en ciertas épocas del año donde puedan ser más susceptibles a infecciones, por ejemplo, por oscilaciones de temperaturas debido a condiciones meteorológicas extremas.
Con todo esto, ya conocemos la importancia de realizar una buena aclimatación a nuestros nuevos inquilinos en el acuario y cómo llevarla a cabo. Esperamos que estos pequeños consejos sirvan de ayuda respecto al buen mantenimiento y la tenencia responsable y satisfactoria de nuestros pequeños amigos.