La enfermedad del punto blanco
Hoy vamos a centrarnos en una enfermedad desgraciadamente bastante común en los acuarios de agua marina. Vamos a focalizarnos en el Cryptocaryon irritans, o “punto blanco”, muchas veces presente en estado latente en nuestro acuario y que se puede manifestar e infectar debido a un estado de estrés de nuestros peces.
Descripción de la especie
Cryptocaryon irritans es un ciliado ectoparásito causante de la contagiosa enfermedad del punto blanco en agua salada. Este parásito obligado necesita irremediablemente de un huésped para poder llevar a cabo su ciclo vital, y se sabe que es un parásito muy poco específico, por lo que no duda en infectar cualquier pez de nuestro acuario marino.
Normalmente, la aparición de este parásito en la naturaleza se asocia a varios detonadores ambientales. En nuestro acuario, éste se asocia a un cambio drástico de los parámetros de agua. Por ejemplo, cambios bruscos de temperatura o de pH, oscilaciones en el nivel de oxígeno disuelto o baja calidad del agua en general, son factores que favorecen la aparición de este indeseable patógeno en el ambiente.
Detección de la enfermedad
Al ser un parásito obligado, para perseverar y completar su ciclo vital depende forzosamente de un huésped animal. Como ocurre con el Amyloodinium ocellatum, este parásito infecta principalmente las branquias de los peces, haciéndose más evidente por el resto del cuerpo y aletas cuando la enfermedad está más extendida. Se presenta en forma de pequeñas bolitas, similares a granitos de sal que pueden llegar a colonizar todo el cuerpo del pez afectado, sin embargo, hay veces que estos signos no son obvios. En estos casos, hay ciertos signos conductuales que nos pueden indicar que los habitantes del acuario están infectados con Cryptocaryon. Un ejemplo es mostrar apatía y aletargamiento, delgadez, respiración agitada y lo más característico de esta enfermedad, rascarse constantemente contra rocas y decorados. Sin embargo, debido a que existen muchas otras enfermedades que puedan compartir los mismos síntomas, el diagnóstico para el punto blanco, en estado temprano, sólo se puede saber con certeza tomando muestras del pez y observándolas al microscopio.
Por todo esto, para poder prevenir, identificar y tratar esta enfermedad en nuestro acuario es muy importante conocer el ciclo de vida de este parásito.
Ciclo vital del parásito
La duración de su ciclo vital depende de numerosos factores como la temperatura del agua, la salinidad y el tipo de pez al que infecte, pudiendo variar de semanas a meses. Sin embargo, la temperatura óptima a la que se desarrolla esta enfermedad es alrededor de 23-30C.
Generalmente se desarrolla en cuatro etapas.
Estado de trofonte:
Es en este estado en el que el parásito infecta al pez alojándose normalmente debajo de las escamas, las capas más externas de la piel y branquias. Éste se alimentará de los fluidos del animal infectado durante 3-7 días o hasta que muera, si resulta ser antes. En esta fase, al estar dentro de la misma piel del pez, el parásito es resistente a los medicamentos. En las primeras etapas, los peces se debilitan poco a poco, se estresan y son más susceptibles a otras infecciones secundarias.
Estado de protomonte:
En este estado abandona al pez y se aloja en el sustrato, y se enquista a la espera de parasitar a otro nuevo pez. En esta etapa, una vez formado el quiste resistente, los medicamentos tampoco harán algún efecto sobre ellos
Estado de tomonte:
Aquí es cuando se produce la reproducción asexual y la división continua dentro del quiste de resistencia. Al romperse este quiste, se liberan los parásitos activos, o terontes.
Estado de teronte:
Esta es la etapa natatoria infecciosa del parásito y cuando es más vulnerable ante los medicamentos.
Prevención y tratamiento de la enfermedad
Dado que se trata de una enfermedad muy contagiosa, una vez tengamos la leve sospecha de que nuestros peces están infectados con punto blanco, lo primero que se debe hacer es ponerlos en tratamiento. Es aconsejable un mínimo de 3-6 semanas a bajas temperaturas, 24-27 °C, para que el parásito no siga desarrollándose.
Se debe medicar el agua para matar a los posibles terontes que estén viviendo en ella, y limpiar muy bien todo el acuario, sifonando y a ser posible, reemplazando el sustrato para eliminar a los posibles parásitos. Muchas veces es muy útil el uso de luz ultravioleta instalado en un filtro externo. Esto matará a todos los terontes que pasen a través de esa filtración.
Los tratamientos más comunes y efectivos contra esta enfermedad son los siguientes:
Hiposalinidad: En este caso se puede disminuir la salinidad del agua de 30-35 ppt a 15-16 ppt durante 48h. La temperatura en este tipo de tratamiento también es muy importante, ya que, al disminuirla del rango óptimo del parásito, ayudamos a incrementar las posibilidades de matar a los tomontes. Con este tratamiento también hay que tener cuidado si tenemos corales en el acuario, ya que éstos sufren mucho con los cambios bruscos de tanto de salinidad como de Tª.
Formalina: Se recomienda administrar este fármaco en dosis de 25 g/L cada tres días y utilizar la hiposalinidad, durante 4 semanas aproximadamente, para asegurarnos de que todas las tomitas y terontes mueran.
Cobre: Muy efectivo contra el parásito, sobre todo en conjunto con formaldehido. Pero cuidado, ya que es letal para invertebrados y corales, por lo que no se recomienda su uso en acuarios de arrecife. Se recomienda mantener concentraciones de cobre de 0,2 mg/l en el acuario durante todo el proceso. Como ocurre con el Amyloodinium, un producto muy efectivo en este caso es el Cupracure.
MarineCure: Este tratamiento es un acondicionador muy efectivo no sólo contra el punto blanco, sino contra otras enfermedades bacterianas secundarias de los acuarios marinos. Está formulado a base de extractos de plantas naturales con acción bactericida y antiparasitaria, siendo mucho más efectivo que el Cobre y más seguro, presentando la gran ventaja de poder usarse en acuarios de arrecife, incluso a doble o triple dosis sin dañar a los corales.
Hay que tener en cuenta que cualquier tratamiento es más eficaz en un estado temprano de la enfermedad. Además, como siempre me gusta recalcar, una de las mejores prevenciones es la adopción de buenas costumbres en la manipulación de nuestros acuarios/sistemas. De hecho, la transmisión del parasito, también puede ocurrir por objetos (redes, manos, zapatos, equipos, etc.) que hayan entrado en contacto con el agua contaminada. Por esto, la desinfección de los tanques que han sido infectados es de vital importancia a la hora de evitar la propagación de la enfermedad en futuras ocasiones.
En el mejor de los casos se acabará con la enfermedad, pero pueden seguir quedando trofontes en el sedimento y decoraciones, que posteriormente formarán tomontes infecciosos. Por esto, se recomienda eliminar posibles peces muertos del sistema y sifonar los sedimentos y rocas periódicamente.
En el peor de los casos, si el parásito ha acabado con los habitantes del acuario, una de las formas más efectivas de desinfectarlo es sustituir la decoración y sustrato, para evitar que queden quistes de resistencia, y dejar la urna con lejía durante 24 h. De esta forma, nos aseguraremos de tener el acuario totalmente libre de parásitos en futuros usos.
Como siempre digo, lo principal en todo esto es la salud de nuestros animales. Unos peces sanos en un medio con buena calidad y alimentados correctamente, sufrirán menos el efecto de posibles patógenos al estar menos estresados y más sanos. Con todo esto, espero que les haya servido de ayuda este artículo y que, con las herramientas proporcionadas, puedan mantener a raya a este indeseable parásito, desgraciadamente, bastante común en los acuarios de agua marina.
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